
Me persigue.
Estoy segura de que no está en mi cabeza.
Me pellizco y duele.
Bebo y se me pasa la sed.
Corre.
Empezó por unos pasos cortos
y que ahora se alargan a la velocidad
de los latidos de un corazón nervioso.
No puedo mirar.
Algo me impide girar la cabeza
y preguntar el por qué.
Tan sólo huyo de un miedo que no conozco.
Tan sólo corro sin conocer un lugar al que llegar.
Me agarra.
Unas manos asperas,
unas manos que arañan mi piel descalza.
Me despierto a tiempo,
antes... justo antes de que llegue a atraparme.
Se trata de un sueño, un mal sueño.
He sido más rápida y más lista que él.
-Chary-
Lo dicho, sean felices.